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lunes, 16 de enero de 2017

Recuerdos de una vida


Parece que por fin llegó el frío al Norte, porque ya empezaba a  pensar que me había trasladado a vivir al Caribe, jeje.  El frío me gusta,  me encanta el momento de abrigarme, de disfrutar en casa de una peli tapada hasta la nariz con mi mantita, es una sensación placentera donde las haya... 

Eso si, otra cosa son los días grises con lluvia y viento, en los que parece que vivimos en Mordor.. es entonces cuando echas de menos el color, la alegría y es por eso que intento  dar un poco de alegría a la decoración de mi hogar. 

Para aportar un poco de color, esta vez he decidido recuperar un tarro de cristal que usaba mi abuela para embotar los chorizos. Si si, como habéis oído. El bote corría serio peligro de acabar en el contenedor de basura y hay cosas de las que penden tantos buenos recuerdos que es difícil deshacerse de ellas. 

Todavía me acuerdo cuando estaba en el pueblo y llegaba la hora de almorzar, eso que todos nuestros abuelos hacían a media mañana después de haberse levantado a las seis para trabajar.  Y claro!! los demás también nos apuntábamos.   

Entonces mi abuela decía: "¡Niña!  sube al sobrao y baja un bote de chorizos"  y te faltaba tiempo... yo ya estaba salibando en ese momento.  Y ¡qué bien sabía ese chorizo frito en la chapa de leña!, y ese olor.... (Ahora mismo estoy salibando también)

Ahora ese bote no está lleno de chorizos, jeje, pero sí de recuerdos para mi.  Ahora decora el mueble de mi habitación lleno de flores alegres. No sin antes sufrir una pequeña transformación.




Supongo que todos conocéis las deidades de la pintura de tiza o #Chalkpaint a estas alturas.  Pues esta pintura es la que utilicé para este trabajo.

Primero limpié bien el tarro y le quité su tapa.  Lo limpié con agua y jabón y después con alcohol para que no quedara ni rastro de jabón ni de polvo.

Pinté con pintura de tiza color blanco, creo que le dí unas tres capas para cubrirlo bien.




 Cuando estuvo bien seco le pasé una lija suave por los bordes superior e inferior y por las letras, para desgastar la pintura y sacar el cristal.  Con esto, conseguimos un efecto decapado y ese toque antiguo para mantener el alma del objeto.




Después acabé con una capa de cera incolora para proteger la pintura. Unas flores alegres... y  un resultado que me encanta.  Este tarro se ha convertido en una pieza importante en mi decoración y en mis recuerdos. 


Nos vemos pronto, y ya sabéis,  siempre podéis empezar a descubrir ese potencial creativo que todos tenemos dentro.
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martes, 10 de enero de 2017

Leer es soñar

Empezamos un nuevo año, (uno más y uno menos...)  y hay que aprovecharlo al máximo. Esta vez me he empeñado en que sea MI AÑO, nuestro año, el año de mi familia, así que lo voy a  intentar con todas mis fuerzas, eso seguro!!

Para la primera entrada del 2017 os traigo un trabajo que he hecho durante las navidades, un bonito carro para guardar los libros  de los más pequeños de la casa y que los tengan siempre a su alcance. 





Para mi, la lectura es algo vital e imprescindible en la vida de cualquier persona. No sólo porque nos hace evadirnos y viajar hacia lugares y épocas que de otra forma no visitaríamos, o porque nos hace meternos en la piel de diferentes personajes, sino también porque nos abre la mente, nos aporta cultura y vocabulario, (algo que escasea bastante)  y amplios conocimientos de ortografía.  

Por eso, ahora que tengo hijos una de mis prioridades es inculcarles ese amor por los libros desde bien pequeños y para ello, lo primero que procuro hacer es que siempre  tengan libros a su alcance.

Para que el más pequeño tenga sus cuentos a mano, me gustó la idea de una caja con ruedas que había visto en Pinterest.  Y como siempre, antes de comprar nada,  pienso en cómo hacerlo reciclando algo de lo que ya tengo, y por eso decidí  utilizar una caja de botellas de vino de madera para hacerla. 

Antes de pintar, lo  que hice fue reforzar el fondo con una plancha de madera de aglomerado cortada a medida y con unos tornillos y unas tuercas atornillé cuatro ruedas en las esquinas.

Para pintar utilicé la tan socorrida Chalk paint.  Primero un par de capas de color blanco y dejé secar entre capa y capa.




Me apetecía escribir unas palabras inspiradoras y qué mejor que "LEER ES SOÑAR", para ello, con la Silhouette cameo recorté estas letras en vinilo y  las pegué sobre la caja.  Después, apliqué un par de capas de Chalk paint  color Mint.




Después de que se secara la pintura,  quité el vinilo y repasé los bordes de las letras con pintura dorada y un pincel fino. Con una lija fina pasé por las esquinas y bordes y alguna zona más para sacar la pintura blanca y hacer un efecto decapé. 





Además de las letras también hice lo mismo con un para de nubecillas que le dan el aire "soñador " e infantil que quería. 

Para la parte interior utilicé un color más turquesa y le di un par de capas para cubrir bien. (Los colores más intensos de la Chalk paint son los que más rápido cubren y por tanto, menos capas necesitan) 

Después de que secara la pintura y con el color dorado, dibujé unos topos.  Para que me salieran lo más perfectos posible utilicé una esponjilla pequeña de las que se suelen utilizar en trabajos de scrapbook. 


Por último, le damos un acabado protector a la pintura. Podemos acabar con cera o con algún barniz al agua.  Y así de bonito queda, la verdad es que me encanta el resultado.





Y así queda después de colocar todos los cuentos del chiquitín.( Por supuesto, la mayoría heredados de su hermano mayor.)



Y como siempre os digo; qué satisfacción más grande es hacer cosas uno mismo y sobre todo con imaginación y materiales reciclados.   Seguro que tenéis ideas fantásticas esperando a convertirse en realidad.

Y sobre todo, leed, leed y leed, la lectura nos aporta conocimiento y nos hace capaces de poder opinar, de tener cultura y sobre todo que nuestra mente no se llene de telarañas. 

¡¡Os espero en la siguiente entrada del Blog!! 
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